Tomar el pulso del cine desde 1976 hasta 2008 y tratar de averiguar si la democracia trajo objetividad para contar nuestra guerra civil con distancia ideológica es el propósito de este libro. Aunque pueda resultar un análisis incómodo, esta perspectiva ayudará a situar a cada película en un nuevo plano: el plano de las ideas políticas que desde esa película se defiende o denosta. Desde este nuevo plano, puede surgir nueva luz, nuevos debates y nuevas visiones que aporten una dimensión más plural a la hora de analizar a nuestro cine: su implicación o compromiso ideológico con los bandos en litigio. A través de este trabajo sobre cine y adoctrinamiento, se ha realizado una valoración del potencial adoctrinador de nuestro cine para el periodo 1976-2008, porque sería de esperar que en un país democrático donde la transparencia informativa debe predominar y el adoctrinamiento no debiera existir, no volvamos a ver los mismos errores del franquismo pero esta vez amparándose en la bandera de la democracia. Pero es de temer que tal vez en estos 35 años de democracia, nuestro cine que se ha autodenominado «democrático», ha estado más pendiente de servir a una parte de la verdad representada por uno de los bandos, que de la verdad de ambos bandos. En otras palabras, se ha preocupado más del «desquite histórico», por no decir de la revancha, que de contar la verdad de los dos bandos en beneficio de la transparencia informativa que una sociedad democrática reclama.