Diálogos de carmelitas es la última obra que escribe Bernanos un año antes de morir (1947). La obra se construye sobre un acontecimiento histórico. El 27 de mayo de 1906, el papa Pío X canonizó a dieciséis monjas del Carmelo de Compiégne como mártires de la Revolución Francesa. Las monjas fueron exclaustradas violentamente en septiembre de 1792. Pese a que tuvieron que vivir diseminadas por la ciudad durante dos años como ciudadanas, se reunían diariamente para el rezo de la liturgia de las horas. Fueron detenidas, encarceladas y guillotinadas en 1794 mientras cantaban Laudate. Esta última obra se ha purificado en el estilo y la estructura. Forzado por la estructura de la pieza teatral, el autor prescinde de las extensas reflexiones que gustaba introducir en otros libros. Los personajes, sobre todo femeninos, responden a lo que va sucediendo con un espíritu verdaderamente infantil, con simplicidad cristiana. El miedo y la fragilidad humana ante el terror se superan martirialmente en la compañía de la Iglesia, en el gozoso misterio de la comunión de los santos.